
Las razones son demasiadas.
Tenemos nuestros motivos para callar, esconder lo que sentimos en nuestro
interior y preferir que quede oculto allí.
Pero silenciar duele. Con el paso
del tiempo, las palabras escondidas en el fondo de nuestra alma, tienden desear
su escape.
Y es así, como fácilmente
terminamos vomitando las palabras. De forma inconsciente nos vemos
presos de un error. Tendríamos que haber hablado con
anterioridad.
¿Por qué callar? Si el miedo nos
paraliza, y dejamos que nos domine, terminamos en aquel estado: Vomitando las
palabras. ¿Qué quiero decir con ello? Que
nos desbordamos. El miedo que tanto nos paralizo, luego se desvanece para
enloquecernos de tanto callar.
Guardarnos el dolor, los
sentimientos, pensamientos, dudas hacía alguien o algo, todo ello en ciertas
personalidades causas estragos.
Repito, entonces ¿Por qué callar?
No deberíamos dejar que aquellos
miedos; los mencionados al comienzo, nos impidan decir todo aquello que tenemos
en nuestra mente.
Quizás, viéndolo desde ese punto
de vista le mente es algo demasiado complejo. No todo lo que está en ella,
debería ser sabido por otros.
Pero sí, los sentimientos. Ya que
ellos, considero, son fundamentales en el momento de un dialogo sea con quien
sea; una pareja, un amigo, un familiar.
Los sentimientos más importantes,
los que nosotros consideremos debemos ser expuestos a ellos. Pues sin la expresión de lo que
sentimos ¿Cómo podría la otra persona comprendernos?
De esta forma, se crea un vínculo
inquebrantable entre nosotros y la persona en cuestión. Ya que hay un dialogo,
y con ello, si el dialogo fluye, un buen entendimiento.
Resumiendo, no dejemos que el
miedo nos paralice, dejemos de lado aquellos motivos que consideramos, sean
cuales sean.
Seamos honestos con los que nos
rodean, la vida sin mentiras verán es mucho más sencilla.
¿Para qué ocultarnos debajo de un
manto lleno de temor o mentiras?
Si al final de eso, todo se descubre.María Teresa Ciocchi.
Tienes mucha razón. Aunque a veces es difícil hablar, aunque mentir lo evito, no me gusta, así que simplemente calló. Besos.
ResponderEliminarMe encanta como escribes, en serio. A veces lanzo por ahí "mentiras piadosas" y ya ni sé para qué, odio hacer sentir mal a las personas :( Me ha gustado mucho tu blog, un beso!
ResponderEliminarMe encantó lo que escribiste. Encima me tocó muchísimo, porque lo que escribiste es muy yo a los 13-14 años. Pero en fin ;;
ResponderEliminarUn beso enorme ♥
Muy lindo el artículo. No hay que callar, es malo para la salud mental y diría que física también. Me has hecho acordar a un tezto de Malaci que dice:
ResponderEliminarLas palabras se aferraron a su lengua, anudándola, volviéndola más pesada. Decidieron silenciarle, para evitar desgracias, para evitar partidas y lágrimas.
Pero, ¿qué hay de lo que tenía que decir? “Mételo en un sobre y guárdalo bajo tu cama” le dijeron alguna vez. Y obedeció, porque le habían enseñado a obedecer; obedeció por un tiempo, hasta que se dio cuenta de que su cama se separaba del suelo, pues bajo ella había miles de sobres, palabras y frases que pedían a gritos salir de allí. Se armó de valor, y con café en mano, se sentó junto a la cama y comenzó a abrir los sobres, a mencionar las palabras, que formaban frases, que sonaban como quejas, como risas, como llantos y sabían a fresa, a menta y a durazno…
Ya, me fui de tema, jaja. Divino el blog, como siempre.
¡Besos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhora sí, había puesto el comentario y no el Link.
ResponderEliminarComo tu blog me ha gustado mucho te dejo una nominacion para el Liebster Award. Felicidades!
http://elotroladodelcirculo.blogspot.com.ar/2014/02/noticias-y-mas-nominaciones-al-liebster.html